lunes, 7 de febrero de 2011

APRENDER A ESCUCHAR

Cada lámina presentada en los Talleres, se convierte en un disparador de vivencias. Recorre la red que la sostiene y llega a otros de diversas maneras:

 A través de la palabra suelta al aire.

 En la melodía de una canción.

 En el ritmo de una salsa.

Desde el Taller de la Web, te dejo una página, que puede ser: Mi página, tu página, nuestra página en forma de cuento.

APRENDER A ESCUCHAR

La tarde ardía de calor. El Taller de Helena cambiaba el lugar de reunión, nos atravesaba una sensación rara dejar lo conocido, pero en el primer piso del café de la esquina, un aire fresco rodeado de verde y con vista al cielo nos recibió como reyes. Era necesario disfrutar ese tiempo, el ahora, despojarnos de nuestras cargas y angustias, de nuestras obsesiones y dejarnos habitar por el otro. No éramos más de seis, hasta que llegó Alicia. Detrás de unos marcos violetas se escondían sus ojos sin brillo. Tenía una amargura imposible de disimular, le envolvía la piel y le impedía escucharnos. El zumbido de nuestras voces era sin duda cada vez más fuerte y confuso para ella. Acomodó varias veces su cuerpo inquieto sobre la silla, buscando a su alrededor lo que debía encontrar en su interior.

Estoy deprimida y no tiene sentido mi vida se atrevió a pronunciar. Se sentó a mi lado y con un tono fuerte le pedí que se quedara quieta y escuchara. Cada compañero esgrimió su mejor recurso para poder penetrar en su alma herida, ser paños frescos para su angustia y contagiarle un espíritu saludable, pero Alicia no estaba. En su mente se amotinaban sin permiso pensamientos oscuros, crueles, despectivos, descalificativos de su persona, pero daba la sensación de que ella los abrigaba y la acompañaban en esa actitud pasiva y cómoda que provoca ser la víctima. Es tiempo de cambiar resonó en el lugar…

Lentamente pero con fuerza, con esa fuerza poderosa que cada uno tiene en su interior, con voluntad, con esa voluntad inquebrantable que somos capaces de rescatar en los momentos de verdaderas pruebas, sacando a luz las energías que están encarceladas y que no las dejamos salir a pesar de ser nosotros los dueños de la llave que las encierran.

En la atmósfera quedaron resonando las palabras de los que la rodeábamos, desafiantes y provocadoras atacando a esa cruel melancolía que la tiene presa. Pero nosotros no vamos a cambiar su realidad, sólo estamos para acompañarnos.

De pronto casi imperceptible, una sonrisa se dibujó en sus labios y sus ojos resplandecieron cuando vinieron en su ayuda los recuerdos felices de su niñez y los de la juventud donde era alagada por jóvenes apuestos. Por unos segundos su mente se invadió de pensamientos positivos y presintió lo fugaz del tiempo transcurrido en el Taller había pasado con rapidez, señal que la movilizó y lo celebramos.

Alicia tiene un ovillo en sus manos, no encuentra la salida, pero todo tiene un comienzo. Hoy es el día para transitar lo nuevo, crucificar lo viejo, lo absurdo, lo que no es importante y mirar hacia adelante y rescatar todo lo bueno que la rodea.

Pasaron unos meses desde aquella tarde de enero, ayer me encontré con Alicia en la esquina de Vidal y Monroe mis ojos no daban crédito a lo que veía. Sí, era ella, sonriente luciendo su cuerpo joven y su rostro brillante. Con voz pausada me dijo que había vencido a los fantasmas que habitaron en su vida en el pasado. Me amigué con Alicia susurró, vuelvo a ser la que reía mientras me bañaba en las Barrancas y disfrutaba de los paseos por el pueblo al atardecer.

Le permití salir del encierro, la dejé volar, salió por la ventana una mañana de mucho sol y le prohibí volver a la oscuridad.

Caminamos unas cuadras y nos despedimos con un abrazo. Atrás había quedado la mujer ansiosa y quejosa. Hoy es Alicia, la del país de las maravillas, había aprendido a escuchar y ese ida y vuelta de ideas le dieron la posibilidad de crecer.


Para Alicia con cariño.

MIRTA CATALDI

INTEGRANTE DEL TALLER: “EL CULTIVO DEL EQUILIBRIO EMOCIONAL”

2 comentarios:

Cecilia dijo...

La soledad abruma y devasta hasta a los seres que creemos más fuertes. Una mano extendida, una sonrisa o una palabra de aliento hacen que vos y el grupo lo conviertan en un hecho trascendental.
¡Bravo amiga!

Anónimo dijo...

comparto plenamente la reflexion de Cecilia, disparada por el taller
"El cultivo del equilibrio emocional", lo siento igual, gracias