Una vez más sentí la necesidad de escribir para estas páginas del Boletín. Hoy es para despedir a nuestra querida y antigua compañera Esther Heffesse que murió el 30 de enero. Esta noticia no debería tener visos de solemnidad ya que ella nos mostraba todo lo contrario. Su alegría la trascendía. Hoy en el taller de animadores dijeron una palabra que caracterizaba a Esther y es que era íntegra. Y está todo dicho. No tengo más palabras, sólo voy a transcribir un escrito que recibí en mano, en Capilla del Monte hace varios años. Lo leí en el taller y por sugerencia de Silvia Texeira, nuestra animadora, lo comparto con ustedes. Es para aliviar mi pena. Gracias
02-02-2012 - Mercedes A. Fernández – Reunión de los jueves a las 18 hs.
Oración Indígena
No te acerques a mi tumba sollozando. No estoy allí. No duermo ahí.
Soy como mil vientos soplando.
Soy como un diamante en la nieve, brillando.
Soy la luz del sol sobre el grano dorado.
Soy la lluvia gentil del otoño esperado.
Cuando despiertas en la tranquila mañana, soy la bandada de pájaros que trina.
Soy también las estrellas que titilan, mientras cae la noche en tu ventana.
Por eso, no te acerques a mi tumba sollozando.
No estoy allí. Yo no morí.
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