Ya hace más de dos años que coordino mi taller “Carpintería de Sueños. Recuperando anhelos, esperanzas y deseos”, donde trabajamos los deseos. Y 8 Lunas que nos reunimos en el taller “13 LUNAS” a contemplar y compartir la salida de la Luna Llena sobre el Río de la Plata.
Y no puedo dejar de sorprenderme cuando percibo que aún hoy, hay participantes que todavía creen que hay algo mágico en saber cuándo, con precisión al minuto, y por dónde va a salir la Luna Llena.
Desde muy antiguo magos, sacerdotes, chamanes y astrólogos reconocieron patrones cíclicos en los cielos pasados. Con nuestra mayoría de edad como humanidad esto se convirtió en Ciencia y se formularon leyes universales que permitieron predicciones futuras verificables. Con este pasado y este futuro, la Luna siguió siendo objeto de nuestros sentires y deseos. Alzando nuestra mirada a los cielos desarrollamos una doble perspectiva al reconocer que somos parte de ese Cosmos que contemplamos. El Cosmos participa en nosotros y nosotros participamos en él.
Los aparatos del pensar, dice Campelo, han instalado en nuestra mente que el pasado condiciona y hasta determina los acontecimientos del presente. Así como la historia nos entrenó a pensar el pasado como condición y límite, es también posible creer que el futuro es factor, potencia, posibilidad o camino. No hay futuro pero nos comportamos como sí lo hubiera, como si existiera.
Existen futuros que llegan implacablemente, como la salida de la Luna Llena, aunque algunos todavía lo duden. Y futuros activamente convocados y créanme que este no es el caso de este coordinador con el momento preciso de la salida de la Lunas Llenas pero si en la realización del taller. Hay futuros como predestinación inerte y futuros como manifestación de la capacidad creativa de sus dueños. Pero todavía muchos no se han dado cuenta y transitan impensadamente estas dos perspectivas cósmicas.
De allí derivan cadenas de actos y significados que adquieren y dan sentido. Pasado y futuro, junto con los deseos, son fuentes de sentido. Para aquellos inclinados por el pasado la libertad humana será acotada y restringida. Para aquellos inclinados hacia el futuro, todo es posible, basta con desearlo. El antes será pues, la zona en que extendemos nuestras raíces, el después, el lugar hacia a donde crecen nuestras ramas, hacia a donde apuntan nuestras alas al decir de Campelo.
Desear nos remite al querer y al creer. Se cree en el ser siendo. Y se cree en el ser posible. Al creer, construyo la posibilidad de realización de ese ser que todavía no soy, de ese ser futuro. Lo deseado no es del orden del mero ser, pero tampoco del no ser. Lo que deseo están en el orden de lo que todavía no es pero que será. Y lo que será, será en parte lo que deseo. Y más será cuanto más lo deseo, cuanto más atento esté yo a mi propio deseo, más me lo afirme, más lo reconozca, más lo funde, más lo legitime, más lo haga acto.
Cuando ese creer acciona en el sujeto, eso es la esperanza. Cuando ese creer acciona en el otro, en los otros o en acontecimientos, eso es espera. La esperanza tiene más posibilidades de realización que la espera además de los beneficios derivados del esfuerzo orientado a lo que se desea. Un mundo de actos que instalan nuestro deseo en el proceso de constitución de lo real.
El entorno dentro del cual vivimos es, parcialmente, el resultado de nuestras decisiones y preferencias. La única manera de dar sentido a nuestras vidas empieza por definir un límite posible a nuestra experiencia donde nuestro propio deseo acciona. El deseo es un plus del sujeto. Nos moviliza y nos amplía. Nos afirma. Así crezco, multiplicando el mundo con la capacidad de acción prospectiva organizada sobre mi deseo. Sostenido por nuestro deseo va la posibilidad de sentido.
Yo deseo un mundo con sentido.
Yo deseo la Luna.
Jorge Crom
Coordinador de los talleres 13 LUNAS y CARPINTERIA DE SUEÑOS
Programa de Salud Mental Barrial del Hospital Pirovano.
PD: Si querés ser ayudante de alguno de estos talleres asistí a ellos (Ver horarios y lugares en el boletín del Programa).
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