Es viernes. Voy a buscar algunas letras de canciones
para llevar al taller.
A ver, a ver… Ah…ésta está bien, me encantó! ¡Que
hermosa es!
“La sopita”… de Alicia Crest, con música de Jorge
Giuliano. Rápido! A sacar las fotocopias.
Ya está! Ahora subo al 8º 5 del edificio donde vivo,
seguro que a Betty, que a sus 85 bien llevados, sigue cocinando para su familia
y también por encargo, le va a encantar.
Y sí, le encantó! -Sos un genio Clau!, no sabés lo que esto
significa para mí, me dice; Y muy emo-cionada va a la heladera, saca del
freezer un tupper, con dos platos de sopa casera , la suya, la que cocina con
su afecto, con su amor cotidiano y me
los regala.
Me voy encantado al taller, me llevo la canción junto a
toda esa magia vecinal.
A los compañeros les encanta. En un par de repeticiones
la aprendemos todos y el sabor y el vaporcito del alma se nos cuela por todas
partes.
15 días después:
Ahora, también es viernes. Estoy sentado en el Bar Meeting
Point, esperando, que termine “Poesía y algo más (el alma está de fiesta)”,
para animar el “El placer de Cantar”.
Y una vez más, me envuelve la magia!
Bernardo, que
participa de ambos talleres, está leyendo la letra de “La sopita”…
Que banquete para los corazones de los vecinos! Que
manjar para compartir! pienso yo.
Me acerco a Ana Segovia, la animadora, le pido
interrumpir un segundo el taller y les cuento la anéc-dota con Betty “la
cocinera”. A lo cual Ana me agradece y me pide que al final, les haga escuchar
la canción.
Es un momento lleno de alegría y satisfacción para la
muchachada pirovanense. “Compartimos la sopita de los barrios” entre un taller que empieza y un taller que
termina. La pucha que vale la pena estar vivo!!! Claudio Sehmsdorf
LA
SOPITA
Es
una huella redonda, donde la niñez navega.
Barquito
de zanahorias, papas como lunas llenas.
El
perfume de las hojas del apio y la cebollita.
Rebelión
de los sabores y alquimia de la cocina.
Es
sangre de las abuelas, orgullo de las vecinas,
la
sopita de los barrios, cotidiana y argentina.
Es
sabia de los inviernos, cuando el viento cacarea
y
las abejas preparan la miel de la primavera.
Pasa
por los campanarios, sube a las constelaciones,
mariposeando
los sueños en el vapor de la noche.
Es
sangre de las abuelas, orgullo de las vecinas,
la
sopita de los barrios, cotidiana y argentina.
Es
sangre de las abuelas, orgullo de las vecinas,
la
sopita de los barrios, cotidiana y argentina.
1 comentario:
Esta canción es una de las mejores del cancionero Argentino; un himno de los barrios.
Bravisimo
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