No son pocas las veces en las que nos preguntan si el Programa de Salud Mental Barrial puede ser replicado en algún otro lugar.
Ya en épocas de Carlos Campelo, el fundador de nuestro programa, se hablaba de lo bueno que sería que programas como el nuestro estuvieran en otros lugares, y nos preguntaban por qué ésto no ocurría.
De hecho, existieron y existen experiencias parecidas a la nuestra, como la del hospital de Río Grande, en la provincia de Tierra del Fuego (iniciada por Paula Waldman, ex coordinadora del PSMB), o la que en la actualidad está llevando admirablemente adelante Silvia Bocacci, también ex compañera, en el hospital Perón, de Avellaneda. A eso deberemos agregar, también, una experiencia llevada a cabo en Costa Rica, que contó con asesoría de nuestro programa, años atrás.
Sin embargo, la pregunta continúa siendo hecha, como si la cuestión pasara por “copiar” procedimientos a partir de los cuales surgiría, de la nada, un programa de Salud Mental Barrial lleno de talleres y con vecinos entusiastas acudiendo a ellos.
El inicio del PSMB fue paulatino, algunos talleres se iban formando y no llevaban, entonces, el nombre de “programa”. Ese inicio respondió a circunstancias muy especiales, la primera de las cuales es la persona de Carlos Campelo, alguien de claridad conceptual, tozudez y experiencia difícil de igualar. A eso se sumó un tiempo histórico, un director que permitió que la experiencia se desarrolle y posiblemente otras cuestiones que se escapan a nuestro análisis.
De hecho, el surgimiento del programa nace como nacen nuestros talleres: con la fuerza del deseo. Copiar técnicas, palabras, clonar esquemas….nada hace que se ilumine una experiencia humana que tenga vida de verdad, salvo el entusiasmo motorizado por el deseo que irá cobrando la forma que deba cobrar.
Por las dudas aclaro que la idea de que nazcan muchas experiencias en hospitales en las que los vecinos puedan promover su salud dentro de un eje al estilo del Pirovano nos encanta. De hecho, los hospitales municipales han incorporado talleres en gran número de la década del 80 (la del nacimiento del PSMB) a esta parte, aunque los mismos en general son llevados a cabo por distintos profesionales. La idea de lo grupal prendió, aunque no lo ha hecho la de incorporar a los vecinos a la movida en el plano de la coordinación de grupos.
A la vez, vemos cómo durante años las escuelas de Psicología Social y algunas universidades se han acercado al programa, tanto para buscar “práctica” como para abrevar en algunos conceptos, valores y actitudes que encuentran útiles a la hora de pensar y actuar en lo que a Salud Mental respecta. Hemos dado y seguimos dando charlas en universidades y otros lugares de formación haciendo circular una perspectiva comunitaria de lo que es Salud, que sintoniza la potencia porque no hace negocio viendo como carente a todo aquel que procura algún tipo de ayuda.
Lo de la Ayuda Mutua , tan pirovanense, interesa a mucha gente y es así que las ideas, como la humedad, van entrando a través de las paredes más gruesas.
Pero la verdad sea dicha, nunca fue intención del Programa de Salud Mental Barrial “evangelizar” o, a la manera de la militancia, juntar adeptos a partir de una movida destinada a tratar de que alguien haga algo que, en realidad, no desea. El PSMB no es una franquicia, y se nota, porque no hay sucursales ni nada del estilo, que hagan pensar que la idea sea reproducirse sin más.
Si alguien gusta de lo que ve, que tome del fueguito que acá alimentamos para encender su propia vela. Luego verá cómo consigue su leña para hacer el fogón propio.
Cada barrio, real o mítico, tiene sus formas. El programa se propone una ética, una valoración de lo que es saludable, barrial, solidario y optimista, no tan sólo un rejunte extenso de talleres. Si alguien encuentra dentro de sí un eco de esta propuesta, bienvenido sea.
MIGUEL ESPECHE
Editorial del Coordinador General
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