A Marta Carvajal, la inclaudicable y a todos mis compañeros
de taller.

Por
otra parte, en casa de amigos, estuve viendo las series que se ven por cable,
donde el dinero y el negocio se privilegian sobre la vida, el trabajo honrado,
el amor y la alegría. Y recordé nuestros “ad gaudium” y “se trabaja con lo que
hay”: una ternura tibia me envolvió.
Ambas
me llevaron a volver a sentir que el Programa de Salud Mental Barrial es un
tesoro aún por descubrir, por desarrollar y por dar a conocer. Para esto, una
herramienta fundamental es el Boletín, que da a conocer y permanece en el
tiempo, más que cualquier soporte digital, porque es papel.
Lo
digital se supera año a año: cassettes y zips ya fueron. Su fugacidad se
desmorona ante la permanencia del soporte papel, atravesando los siglos,
registrando el quehacer humano. Esa es la gran diferencia entre lo digital y el
papel, por eso, el Boletín, además de su valor real de soporte, tiene un valor
simbólico: nuestro deseo, como red, de permanecer, de perseverar en el ser, de
privilegiar la salud de lo tangible y lo intangible de los seres humanos sobre
la enfermedad y el negocio, atravesando el dolor y la muerte con el coraje y la
esperanza del estar juntos, para compartir las luces y las sombras, la angustia
y la felicidad.
Coordinadora Elvi Palacios
Taller de coordinadores de Virginia Pugnalli
Nota: El texto imperdible de Sacheri está en la pág
ina 259,
de Alfaguara, 1ª edición 4ª reimpresión, 2012.
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